martes, 10 de junio de 2008

La magia

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El poder para ser poder invoca al miedo. El egoísmo para ser uno en carne humana habla de la necesidad de uno solo. Y así, cada cosa de la vida aunque sea lógica, discurre por un retorcido y pequeño hilo conductor.


Grita el mar con ronca voz, sin remedio, todos los ríos del mundo navegan en previsible deriva hacia el océano. Ordena la vida que la vida siga, nosotros y nosotras, como cachorros de una grande e inabarcable señora no podemos hacer más que obedecer.


Pero no sólo persiguen el odio, el miedo, los intereses de uno sólo. Hay quien tiene el poder de obrar magia. Así, como la mar llama a los ríos, quien tiene magia en sus entrañas invoca a los seres y sentimientos que hacen que la vida a pesar de todo, siga.



Esta historia que os voy a contar no termino de saber si ocurrió de verdad, o sólo fué un sueño. Que cada uno la tome como prefiera.

El verano pasado decidí viajar a Brasilia. No me gustaba como estaba el mundo y tenía, de alguna forma, que intentar hacer lo posible por cambiarlo. Poner todo lo que puediese de mi parte para hacerlo. Quería hacerlo.

Cuando llegué allí, tras un larguísimo vuelo, salí a la calle a pasear y ví que nada era como me había podido imaginar. Las cosas en la tele parecían más fáciles. Al caer la tarde, aquel lugar se llenó de niños bulliciosos que vivían en la calle. Ellos y ellas sabían bien que significaba el poder del miedo. Del miedo hecho policía o escuadrón de la muerte, que para el caso es lo mismo. También conocían que significaba el egoísmo, lo comprobaban a diario y lo sufrían en su corazón y en su estómago. Una gran impotencia me inundó y solo supe llorar.


Cayó la noche, las estrellas descendieron. Sus ojos eran luceros incandescentes esperando que alguien, quien fuese, les dijera “venid, esto no es mas que una pesadilla”, que les ofreciese un mundo un poquito mejor.


Me senté al borde de la acera. Ellos estaban cerca de mí y me miraban con curiosidad. Un cachorro de perro nos observaba a una distancia prudente mientras se rascaba las pulgas. Miré al perro y le silbé para que viniera a mí. Pero por más que lo llamaba no había manera. Uno de los niños se sentó a mi lado.


  • ¿Quieres que haga magia?


De inmediato conteste que sí. Sacó de uno de sus roídos bolsillos un pañuelo. Lo abrió y apareció una pequeña tiza. Comenzó a dibujar en el suelo una especie de hueso. Cuando terminó, chascó los dedos de la mano e inmediatamente el perro se acercó moviendo su cola alegremente de lado a lado. Asombrado, le pregunté al chico cómo había hecho eso.

  • Para hacer magia se necesita saber que es lo que necesitan otros. Si se lo das o les ayudas a conseguirlo, la magia aparece - sonrió y siguió jugando con sus compañeros.

En otra ocasión, los vi a todos tristes y tirados en la estación de autobuses. Un compañero suyo había desaparecido. El chico de la magia dibujó con la tiza un montón de cuadraditos en el suelo. De inmediato, y algunos con lágrimas en los ojos, se pusieron a jugar. Así es el poder de la magia.


Me acerqué al chico de la tiza y le dije:

  • Te compro un trozo de tiza mágica – partió un pequeño pedacito y me lo dió.


  • La magia no se compra ni se vende – me contestó – La magia existe y se da. Sólo hay que saber dibujar. Dibujar lo que necesita el otro.


Desde entonces busco dibujantes que pinten un mundo nuevo. Yo lo intento todas las noches, pero no sucede, el mundo no se transforma. He descubierto cual es la causa. Desde luego, no es que la tiza no sea mágica, es que yo soy un mal dibujante.







*


3 comentarios:

Anónimo dijo...

mi tiza magica.....

Anónimo dijo...

vaya, yo tb lo queria poner en el espacio, me encanta (q luz tiene esta mujer, es genial)me encanta poder decir q yo tengo un trocito de esa magia y cada dia intento q las cosas sean un poco mejor, ya sea con mi tiza, o sonriendole a la vida (las sonrisas generan sonrisas y estas felicidad y la felicidad da luz q se retroalimenta) si pusiesemos esto mas en practica no nos preocupariamos tanto de otras energias q la gente piensan q son mas importantes como los combustibles fosiles.

en fin, nose mu bien lo q he puesto, tengo las ideas en la mente, pero toy un tanto espesa q he dormido menos 3 (q le vamos hacer, apreton del vago)

Elena.

Anónimo dijo...

que bonito...

me encantan los cuentos filosoficosde este tipo.... porque te muestran una forma de cambiar el mundo muy sencilla. El problema es cuando realmente intentas llevarlo a cabo...
te das cuenta de que son cosas tan terriblemente simbolicas que al final, auque la intencion y los procedimientos (transformados de lo simbolico a lo real), es muchiisimo mas complicado (como le paso cuando llego a brasilia).

pero aun asi... opino que por intentarlo nunca se perdio nada




[lepre]