sábado, 6 de septiembre de 2008

Paulatino y Sopetón

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¿Alguna vez os ha ocurrido que dos buenos amigos vuestros sean totalmente incompatibles entre sí?

Pues eso me sucede a mi con Paulatino y Sopetón. Conozco a los dos desde que me alcanza la memoria, aunque al principio no sabía ni cómo se llamaban. He ido creciendo con ellos y la verdad, que nunca me he visto solo en ninguna situación; cuando no estaba uno, siempre estaba el otro. Con ambos he aprendido grandes cosas y, en definitiva, ser como soy ahora se lo debo a ellos, a los dos. Pero ellos no pueden estar juntos, son el agua y el aceite.

Paulatino es más juguetón. A veces me engaña, o quizá me dejo engañar sin darme cuenta. Eso no me gusta. Pasa mucho tiempo haciéndome creer una cosa y luego no es así. Y no penséis que no se aceptar una broma o que no tengo sentido del humor, el problema no es que me engañe y me confunda, el problema es que la mayoría de las veces no se da cuenta y alarga sus bromas demasiado tiempo. Gente que lo conoce de antes que yo, me dice que él no siempre fue así, que cambió el día que conoció a su novia, la Calma. Qué se yo… Pero Paulatino también tiene cosas buenas, tiene el don de acompañar de magia todas las cosas que me gustan que hago con él. Esto, a menudo me crea una sensación de impaciencia e inquietísimo, como la noche de reyes que se espera que llegue la mañana para abrir los regalos y parece que nunca va a llegar. Esta sensación puede parecer indeseable, pero en el fondo, me gusta.

Sopetón es distinto, el nunca se anda con chiquitas. Odia la palabra mentira y todos sus sinónimos. El siempre dice que el color gris es una mentira… que es un negro muy claro, o un blanco muy oscuro. Recuerdo un verano en la piscina en el que descubrimos juntos un gran tesoro en forma de enseñanza; tocar fondo no siempre es hacer pié. Tragamos mucho agua dándole vueltas a ese hecho que a primera vista nos parecía tan dramático, pero por suerte nunca nos ahogamos, ya que descubrimos que una vez debajo del agua, tocar fondo es el primer paso para coger impulso y salir a flote a volver a respirar. No me gusta tragar agua, creo que a nadie, pero a veces es inevitable. Sopetón conoce a muchos amigos míos, algunos me los presentó él, y más de una vez me han dado buenas sorpresas. Me gustan las sorpresas, prepararlas y recibirlas. Con Sopetón nunca sabes lo que te puede pasar…


Paulatino y Sopetón, Sopetón y Paulatino… no me quiero decidir…


¿Alguna idea?


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

yo ya te la comente;)

me alegro q te hayas decidido a compartirlo

muak

Elena

Anónimo dijo...

... esto me recuerda que la vida es como depilarse con cera!! ;)

Genial.


Pero creo que sopetón... es tu ojito derecho.



muchos besos

RAmi dijo...

Que va, no puedo elegir a ninguno de los dos... es como los hijos... nunca se saba a cual se odia más...