miércoles, 13 de agosto de 2008

microcuentos

*

SUEÑOS

-Entonces, ¿cómo podemos saber que no es un sueño? -decía Ana mirando fijamente la taza de café.

-Porque en los sueños no existen las dudas. Las cosas son por el mero hecho de ser. No importa lo raras que parezcan. -Andrés estaba totalmente convencido de su discurso y sonreía mientras ella le decía que le amaba.

No le dio tiempo a besarla, el despertador sonó en ese momento. Andrés abrió los ojos preguntándose si Ana realmente le quería o no.

Niñocactus


SUEÑOS II

-Entonces, ¿cómo podemos saber que no es un sueño? -dice Ana.
Pero la respuesta siempre queda incompleta por el timbre del reloj. Hasta que un día decide no poner la alarma y justo, en el mismo instante de siempre, se despierta.

Niñocactus


SUEÑOS III

-Entonces, ¿cómo podemos saber que esto no es un sueño?- decía Ana.

-No podemos –respondía Andrés. –Pero si es un sueño yo te olvidaré porque nunca los recuerdo al despertar.

Y así ocurría cada noche cuando Ana iba a su encuentro y Andrés se presentaba como si nunca antes la hubiese visto.

Niñocactus


CUENTO CLÁSICO

El Bello Insomne sólo necesitaba un beso para quedarse dormido.

Niñocactus


EL ESCONDITE

Primero le tocó esconderse al joven. Tenía tantas ganas de ser encontrado que dejó que las huellas y sus risas le guiasen rápido hasta él.
Luego le llegó el turno al Amor..., y el joven aún sigue buscando.

Niñocactus


PALABRAS

Él no lo sabía pero allí, escondidas en el libro, aguardaban las palabras que le diría la primera vez que la viese. Y después de aquellas, todas las demás, siempre nuevas, a ratos inventadas con guiños y besos... Y él, ingenuo, sin saberlo al comenzar... "¿Encontraría a la Maga?"

Niñocactus


TODA UNA VIDA

Vivió toda su vida en aquellos tres meses. Cuando acabaron preparó una pequeña maleta con lo imprescindible y marchó a la orilla del mar. Ahora sonríe mientras espera.

Niñocactus


LEGADOS

Coleccionaba sueños.


En pequeños tarritos de cristal.


Los guardaba nada más levantarse, cuando lo soñado aún estaba fresco y era capaz de recordar todos los detalles.


.

Los depositaba en el interior con delicados susurros, como si temiera que, de levantar la voz, el sueño pudiera echar a volar.


Cuando había acabado, cerraba el frasco con un tapón de corcho y le ponía una etiqueta con una pequeña descripción del contenido.


.

Las pesadillas, las guardaba en frascos opacos.


.

Había noches, algunos años después, en que le apetecía revivir alguna ensoñación. Entonces abría el armario en que guardaba su enorme colección, rebuscaba en la balda adecuada y escogía el sueño que quería repetir.


Lo metía debajo de la almohada y así, esa noche, renacía el sueño que había tenido mucho tiempo atrás.


.

De pequeño, yo solía escabullirme y meterme entre sus sábanas, lo más pegado posible a él. Así, algunas veces, cuanto el sueño era lo suficientemente intenso llegaba, también, a mi dormir.


El destino quiso que muriera sin grandes riquezas ni posesiones, sin embargo, a sus nietos, nos dejó el mejor de los legados: todos los sueños, intactos, que había tenido a lo largo de su vida.

Ning1



QUERENCIA

Lo supo la noche que escuchó el oleaje, había nacido para el mar. A la mañana siguiente se embarcó hacia el inmenso azul. Ahora sonríe de noche mientras sueña, en secreto, la arena bajo sus pies.

Niñocactus


Todos estos cuentos han sido extraídos del blog 'Borrón y cuento nuevo', del cual recomiendo mucho muchísimo su lectura. (Se encuentra enlazado en el apartado de Pensamientos ajenos de este mismo blog).

Esta es tan solo una pequeña selección de algunos de mis favoritos. Que los disfruteis =)


*

1 comentario:

Anónimo dijo...

buena seleccion

Elena(*)