lunes, 24 de noviembre de 2008

Cuarto menguante... risón...

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Y aquella noche, una Alicia más durmió feliz.


Subiendo la cuesta, él se lo había dicho. Su maravilloso duende, aquel al que empezaba a querer, le había dicho que allá en el fondo, aquella curva blanca que brillaba en el cielo, era la sonrisa burlona de un gato que todo lo sabía.


Cualquier noche hubiera sido la cuna de algún niño que llora cada cierto tiempo. Pero no aquella noche… Aquella noche sólo podía ser una sonrisa.


Era obvio pensar que un día como ese terminara con una radiante sonrisa en el cielo. Una sonrisa que calma, que apacigua… que presagia y recuerda que todo está bien. Una sonrisa que desdibuja las distancias.


Sin duda, esa noche todos fuimos un poco Alicia y pudimos ver aquellos felinos ojos clareando sobre la luna.


L.F.M.


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lunes, 10 de noviembre de 2008

continentes y contenidos...

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¿Cuánto amor cabe en un abrazo, en un beso?


¿Cuánto dolor y tristeza caben en una lágrima?


¿Cuántas palabras contiene una mirada?


En un roce fortuito ¿Cuánta energía se traspasa?


¿Cuánta fuerza tiene una gota de agua?


¿Cuánta belleza hay en un pétalo de flor?


¿Cuánta montaña en un grano de arena?


¿Cuánto sentimiento entra en una nota musical?


¿Cuántas emociones?


¿Cuánto?

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lunes, 3 de noviembre de 2008

...almas encontradas...

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Son dos almas encontradas, que sus cuerpos no pueden seguir...

Así es... tan fácil, tan simple, tan... perfecto.

Y aún así, me llevó un buen tiempo entender el mecanismo...

Todo sucedía cada noche a la hora de dormir...

Una de ellas escapaba por la boca, y de un salto iba derecha a una pompa de jabón. Así viajaba con el viento, así creía volar... De esta era la forma que llegaba a su destino distrayendo al tiempo y al espacio.

La otra esperaba la primera respiración profunda del sueño para salir por la nariz. Después bajaba por el edredón, escalaba la cortina y cruzaba haciendo equilibrio por el palo hasta la esquina superior de la ventana. Allí sentada, escuchando el mar, esperaba a la primera, que siempre se retrasaba unos minutos por alguna mala corriente...

Y ese era su momento, y cada noche juntas podían crecer...

Luego, a la mañana, ambas entraban corriendo con el susto del despertador, dejando una estela de cosquillas a su paso. Por eso la pequeña sonrisa y hormigueo en la nariz...

Así funciona todo, yo lo sé porque lo ví...

Son dos almas encontradas, que sus cuerpos no pueden seguir...

Son dos almas encontradas, una mar, la otra delfín...





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