sábado, 30 de mayo de 2009

martes, 26 de mayo de 2009

Magia para personas mágicas...

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Gracias Tofú por hacerme llegar esta información... me encantó...


MAGIA PARA PERSONAS MÁGICAS

Jóvenes con síndrome de Down aprenden magia en una escuela pionera en el Estado español. Los objetivos son "desarrollar habilidades de expresión corporal e incrementar la satisfacción y la autoestima personal".



Cerca de 2.000 niños y jóvenes con síndrome de Down de edades comprendidas entre los 6 y los 14 años, así como sus familiares, aprenderán magia en una escuela pionera en el Estado español, impulsada por Fundación Abracadabra y Fundación Mapfre.

El proyecto 'Magia muy Especial' se celebrará entre 2009 y 2010 y lo impartirán cerca de 12 magos con experiencia docente pertenecientes a la Fundación Abracadabra y la Sociedad Española de Magia.

"La magia se convierte así en una herramienta terapéutica extraordinariamente útil para el desarrollo personal de este colectivo", explican los responsables de la iniciativa, por eso los talleres pretenden desarrollar habilidades de expresión corporal e incrementar la satisfacción y la autoestima personal.

Tutores mágicos
Para la realización de estos talleres, compuestos por 20 alumnos y de aproximadamente dos horas de duración, se enviará a los centros un "kit mágico" con el material necesario para realizar los juegos y un DVD donde se desarrollan y explican los trucos que se aprenderán en el taller.

Además, la iniciativa tiene previsto poner en marcha una experiencia piloto en Madrid para crear el primer grupo de magos solidarios con discapacidad, dirigidos por un "tutor mágico".

La Fundación Abracadabra tiene experiencia en este tipo de proyectos, ya que se dedica a llevar actuaciones de magia e ilusionismo fundamentalmente a niños hospitalizados, a personas con discapacidad física y psíquica y a personas mayores.


Noticia extraida de: http://www.canalsolidario.org


"La magia se convierte así en una herramienta terapéutica extraordinariamente útil para el desarrollo personal de este colectivo"

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domingo, 24 de mayo de 2009

jueves, 21 de mayo de 2009

...hay sorpresa!!

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Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como mas tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.

El misterio sigue pareciéndome evidente.

¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba el la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.

Imagine que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.

Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…


Grabamos en nuestra memoria el no puedo, no he podido y nunca podré hacerlo. Si alguna vez se nos presenta la oportunidad, esta frase vuelve a nosotros como la estaca para el elefante. ¡Salgamos de ella!



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